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De maratón en maratón

Vamos de maratón de cuentos en maratón de cuentos, compartiendo historias con la gente, y sintiéndonos parte de esa cadena, o mejor, de esa ola-onda de voz que persiste.

Hay una parte bonita en los maratones, que es encontrarse con compañeros de oficio. Ustedes ya entenderán, no hace falta decir mucho más.

Y hay otra parte bonita, que es que los vecinos de un lugar tengan abierto un micrófono para narrar sin trabas lo que ellos quieran. No es exactamente darles voz, porque voz ya la tenían, sino hacer que esa voz se escuche. La gente se da a sí misma contando, se narra (por decirlo de algún modo), y muchos se sorprenden al ver a su vecino, a su vecina, allí en un escenario, descubren algo que no sabían de ese vecino, de esa vecina, y eso propicia nuevas formas de encuentro.


Inauditos 2019, en el Maratón de cuentos de Guadalajara

Escribía José María Merino que en narración oral, la "verdadera sustancia es la manera en que el narrador hábil la hace fluir" (La memoria de los cuentos, p. 74). Y de eso hemos visto mucho últimamente.

Con frío o sin él, en espacios mágicos bajo el sol o las estrellas, entre decenas o centenares de contadores, ¡aprendemos tanto! Nuestro repertorio se modifica y se reorienta, y nos hacemos humildes. Somos pequeños entre tanto grande.

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