Pensar que los cuentos son cosa de niños sería desconocer que los cuentos han vivido sin prescripción de edades a lo largo de la historia y la prehistoria. Artificialmente, en nuestras sociedades tendemos a apartar a los adolescentes de los placeres que aún quieren disfrutar, así como también de los placeres que ya quieren disfrutar. Demasiado mayores para hacer esto, demasiado jóvenes para hacer lo otro... ¿Cuál es el territorio que les dejamos ocupar?
Tenemos el gozo de contar con frecuencia en institutos para público adolescente. ¡Maravilloso público, tan maltratado por los prejuicios colectivos! Para una edad en la que todo es posible y todo está por hacer, hay pocas cosas mejores que los cuentos, en los que todo es posible también. Últimamente les ofrecemos versiones "pre-literaturizadas" de las leyendas de Bécquer (¡por cierto, 150 aniversario en 2021!) en nuestro espectáculo Cuatro, y es apasionante comprobar cómo les llegan, cómo les tocan, cómo les interpelan estas historias.
Al finalizar, nos quedamos con ellos, abrimos un debate, charlamos sobre qué son las leyendas, cómo se transmiten oralmente, qué leyendas de hecho conocen hoy también, de qué miedos nos hablan, qué pasiones nos muestran. Cada uno en su nivel de recepción, todo lo que piensan es interesante. Les damos voz, comentan, debaten, se rebaten. Una vez más, es la literatura su plaza, su arena, su foro, el tema que les atañe, la bombilla que se les enciende.